
Por Franklin González
«Todo el mundo habla de paz, pero nadie educa para la paz. La gente educa para la competencia y este es el principio de cualquier guerra. Cuando eduquemos para cooperar y ser solidarios unos con otros, ese día estaremos educando para la paz» (María Montessori).
El 27 septiembre 2023 se publicó en Otras Voces en educación, el articulo: ¿Está Demodé la ONU?, donde nos planteamos una serie de interrogantes sobre el presente y futuro de la Organización de las Naciones Unidas.
Ahora, queremos hacer algunas reflexiones sobre la Organización de las Naciones Unidas a propósito de la realidad de hoy.
Comencemos diciendo que el nacimiento de la ONU se firmó el 26 de junio de 1945, en San Francisco, al terminar la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Organización Internacional, pero se sostiene que nació oficialmente el 24 de octubre de 1945, después de que la mayoría de los 51 Estados miembros signatarios del documento fundacional de la Organización, la Carta de la ONU, la ratificaron.
La ONU ante los problemas del mundo de hoy
Mientras tanto, la realidad es terca y habla más que las palabras y especulaciones.
Las Naciones Unidas no han podido poner fin al conflicto israelí-palestino. Es casi tan antiguo como la propia organización y sigue «vivito y coleando». El genocidio de Israel contra el pueblo de Palestina se practica y esta organización no hace nada.
Se desata la guerra de información, donde predominan las posverdades y las fake news, pero la realidad es que la paz brilla, pero por su ausencia. El Oriente Medio es un polvorín.
En materia del cambio climático el fracaso es total.
El número de personas desplazadas a la fuerza en todo el mundo continúa siendo una realidad.
Son los «Mensajeros de la globalización, en palabras del sociólogo polaco Zygmunt Bauman.
Mientras tanto, los millonarios siguen incrementando sus ganancias, pero el hambre cunde por doquier y los Objetivos de Desarrollo Sostenible, 17 metas de la ONU para 2030 destinadas, según se dice, a eliminar desigualdades que incluyen la pobreza, la discriminación de género y el analfabetismo, están en peligro.
La necesidad de su reforma
Mientras tanto son muchos los jefes de Estados y gobiernos que se han pronunciado sobre la necesidad de reforma a la ONU.
La ONU de 2025 está lejos de tener la misma credibilidad que la de 1945 y el Consejo de Seguridad, que debería garantizar la paz y la tranquilidad, es el que hace la guerra sin hablar con nadie.
La ONU no tiene poder para decir.
Su actual secretario general, António Guterres, ha pedido una reforma del Consejo de Seguridad de la ONU acorde con el mundo, por cuanto la alternativa a dicha reforma es la fragmentación.
Es totalmente cierto que un orden mundial más justo prevé que sea ampliada la representación del Sur global y el Este, es decir, África, Asia, América Latina y El Caribe, en el Consejo de Seguridad de la ONU.
Es ilógico y hasta absurdo facilitar puestos adicionales para los países occidentales y sus aliados que ya están excesivamente sobrerrepresentados en el Consejo de Seguridad.
Hoy, tal como durante la II Guerra Mundial, la comunidad mundial vuelve a enfrentarse con los retos más serios requiriendo que los países aúnen esfuerzos, y no confronten o ansíen la dominación global.
Esto es el objetivo del trabajo que hace el Grupo de Amigos en Defensa de la Carta de la ONU establecido por iniciativa de Venezuela. Sus fines y principios siguen siendo plenamente pertinentes. Lo principal es que todos sin excepción se guíen por estos principios no de manera selectiva, eligiendo «del menú» solo varios principios, sino en su totalidad e interrelación, incluido el principio de la igualdad soberana de los Estados.
Se debe establecer un justo equilibrio de los intereses legítimos nacionales de todos los países y poner en la práctica la misión de la ONU proclamada en la Carta. «Servir de centro que armonice los esfuerzos».
Sin embargo, hay quienes sostienen que, desde hace mucho tiempo, la ONU está demodé, porque dejó de ser la instancia mundial donde se supone deberían dirimirse los conflictos sin violar la soberanía de los Estados-Nación. Más bien, se presenta cada vez más como un superestado mundial, dirigida por los EE.UU., las grandes corporaciones y las élites dominantes, que buscan imponerse al resto de los países y pueblos del mundo.
Definitivamente, debe enfrentarse el peligro creciente de un conflicto que podría arrastrar a la humanidad al Armagedón, esto es, el lugar en que se librará la batalla final y definitiva entre las fuerzas del bien y del mal antes del Juicio Final.
Dos visiones sobre la ONU
Veamos dos visiones que se contrastan y estuvieron presentes en la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU), en su sesión número 80.
Una, la del presidente actual de Estados Unidos, Donald Trump, quien dijo: «La ONU no solo no está resolviendo problemas que debería, demasiado a menudo está creando problemas nuevos», y acusó a la organización de «estar financiando un asalto a los países occidentales y sus fronteras». «Se supone que la ONU frena invasiones, no las financia».
También dijo: la lucha contra la crisis climática es «el mayor timo perpetrado nunca» y que «la huella de carbono es un timo, inventado por gente con intenciones diabólicas».
Dos, la del presidente de Colombia, Gustavo Petro, que dijo acertadamente lo siguiente:
La ONU debe empezar su cambio deteniendo el genocidio en Gaza con la efectividad de un ejército de la salvación del mundo, votado por la Asamblea de las Naciones Unidas y sin veto. Después de salvar Gaza pasaremos al plan para descarbonizar la economía del planeta, para que sea un hecho democráticamente construido a escala mundial y funde democracia global y que el órgano que vigile su aplicación rápida sea el Consejo de Seguridad, pero sin vetos y que sea vinculante sobre la OMC, el Banco Mundial, el FMI, el sistema financiero privado por la gran capacidad que tiene el sistema financiero nacional y mundial de centralizar el capital. Es desde allí donde la humanidad puede regular el capital para subordinarlo a la vida y a la humanidad, un capital regulado y subordinado a la vida y a la gente.
Por este camino las Naciones Unidas transitarán desde una alianza de estados a una alianza de pueblos y culturas diversas que son el componente de la humanidad. Si superamos la crisis climática y sólo lo haremos unidos como humanidad, lograremos también que las Naciones Unidas den el paso hacia una asamblea de los pueblos, buscando que cada persona sea libre en el planeta, buscando que los cerebros de cada persona alcancen su máximo potencial y se interconecten en el planeta, porque ese gran cerebro de la humanidad, como inteligencia poderosa, alumbrado por la ciencia cada vez más profunda, podrá no sólo salvar la vida en el planeta sino cumplir la misión de la humanidad, expandiendo la vida en las estrellas. Una humanidad unida y libre puede mirar las estrellas y alcanzarlas, tal como los romanos legionarios pensaron algún día antiguo, allí cuando se inventaron las palabras en latín ad astra, ad astra hasta las estrellas, siempre en la hora de la libertad o la muerte, y es real la muerte en misiles, pero también es real la libertad en el corazón humano y su capacidad de unión, de rebelión y de existencia.