
Alexander Torres Iriarte
¿Por qué si supuestamente el Gobierno Bolivariano fracasó nos bloquean económicamente, nos aíslan diplomáticamente y nos injurian comunicacionalmente? ¿Por qué se ensañan contra un país más débil cuyo “régimen” no da para más? De ser cierto que la Revolución Bolivariana es inviable, lo más lógico es que, por la ley de la inercia, la dejaran derrumbar solita. Quien va a un voladero y no es de nuestra estima lo dejamos caer inexorablemente al barranco ¿sí o no? ¿No encuentra paisano -al margen de tu posición política o preferencia electoral- cierta suspicacia en esta malandresca acción estadounidense?
Podemos decir que esta es una verdad del cielo a la tierra: se ataca al que está bien, pues se torna una amenaza, un mal ejemplo, un modelo de que las cosas pueden funcionar de otra manera sin tutelaje extraño. Y eso, simplificando a la máxima expresión, ha ocurrido en Venezuela después de la desaparición física del presidente Hugo Chávez: arremeten contra Venezuela, para que se arrodille y entregue todos sus recursos al emporio financiero-industrial-militar gringo y a sus aliados serviles, para que no quede vestigio de soberanía y mucho menos, de Estado Nacional.
Vista las cosas así, más allá de que tú eres “chavista” y el otro “escuálido”, hay que entender la forma de operar maquiavélicamente de un Imperio en crisis y por ende, terriblemente peligroso. Venezuela ha sido el conejillo de Indias del Imperio. Guerra de todo tipo se ha experimentado en un pueblo pujante, sin consideración, ni humanidad, ni sentido común alguno.
El gran éxito, además del robo hamponil de nuestros recursos con la complicidad entreguista, ha sido su eficaz dictadura mediática contra nuestra tierra. Las redes sociales son conductores de veneno para asesinar física, moral, intelectual y anímicamente a la nación bolivariana. Si la fuerza disgregadora interna la llaman Estado Fallido, la fuerza destructora exógena la denominan Estado Forajido. Esa es la campaña diabólica contra nuestra Patria.
Para ello ella echan manos a sus morcillas ideológicas, entresacando argumentos del filósofo norteño John Rawls, para atacarnos en foros internacionales y para justificar lo injustificable.
Cuando hablan de Estado Forajido aluden a un régimen que transgrede los derechos humanos, infringe leyes y desconoce los acuerdos internacionales. Dice que es un Estado que genera penurias a su pueblo: hambre, caos, vandalismo, migraciones, crisis económicas, etc. Por supuesto, nunca mencionan las casi mil medidas coercitivas unilaterales contra nuestra gente.
En esta cantaleta de Estado Forajido nos meten con Cuba y Nicaragua. También Yemen y Somalia entran en su “forajidómetro”, valga el término.
Ellos dicen insistentemente, con sus potentes herramientas de confusión y engaño, las 24 horas del día y los 365 días del año que Venezuela es un peligro para la paz de la región, que Venezuela impulsa el terrorismo, que Venezuela vive una crisis humanitaria, que Venezuela sufre un régimen autoritario…
Lo de fondo es “el cambio de sistema”. Lo que no admiten es que nos han robado nuestra riqueza y que si llegan al poder la derecha apátrida entregará al país -ya negociado, como lo hemos visto con la señora María Corina Machado -a intereses foráneos. Ese es su único “programa”. Por eso, y por mucho más, este 28 de julio no pueden volver.