¿Ideales o pragmatismo?

Por: Franklin González
Aporrea, jueves, 12/12/2024.

«Los hombres pasan, los gobiernos pasan, los imperios pasan; las ideas viven, las ideas nobles y justas son eterna» (Fidel Castro).

La respuesta a la interrogante de este artículo se responderá, tomando como ejemplo lo ocurrido en Siria. Por supuesto, cada lector queda en la libertad de hacer su propia interpretación.
Comencemos diciendo que el imperio gringo no descansa hasta alcanzar sus objetivos.
Estamos en un mundo dónde los ideales no son los que prevalecen, sino el rancio pragmatismo.

Las guerras actuales
Se comprueba cada vez más que el instrumento de la guerra convencional o clásica no da buenos resultados como otrora si lo fue. En los tiempos que transcurren están utilizando al máximo las guerras de la tecnología comunicacional y, en particular, las redes sociales, que, además de constituir el principal medio o instrumento de comunicación, representan un actor internacional de peso superlativo.
Ahora, se utilizan herramientas de propaganda y estudios psicológicos combinados con el uso de esas redes sociales con el objetivo de desestabilizar gobiernos por medio de «manifestaciones de masas» en nombre de reivindicaciones abstractas como «democracia», «libertad», «defensa de los derechos humanos», «ayuda humanitaria», etc. Buscan encontrar la «chispa que encienda la pradera», genere un conflicto interno incontrolable y por esa vía se logre derribar y sustituir al gobierno «indeseable», «represor», «dictador» («golpe suave»).
Pero, en la mayoría de los casos, si lo anterior no se logra de la forma planificada, entonces se avanza a otro estadio, el de guerra no convencional actualizada, aquellas combatidas por fuerzas no regulares, sean guerrillas, paramilitares, milicias, insurgencias o «bandas criminales» («golpe duro»).
Siria vivió ambas expresiones

El caso Siria.
Desde Barack Obama ya Bashar al Asad, estaba sentenciado por el «Estado profundo», que es el que manda en EEUU.
Eso que se llama «la crisis siria», comenzó como un enfrentamiento entre el Gobierno y ciertos grupos de la oposición, pero rápidamente se convirtió en un conflicto prolongado alimentado por intereses locales, regionales e internacionales.
Según algunos analistas la situación interna en el país se vio afectada por años de combates incesantes y de falta de voluntad para llegar a acuerdos, lo que llevó a un empeoramiento de la desigualdad económica, a una fuga de cerebros de trabajadores cualificados, al colapso de las instituciones e infraestructuras estatales y a la fragmentación y corrupción de la élite política.
Este conflicto es otro escenario de confrontación global, donde la lucha por la influencia en Oriente Medio está directamente vinculada a los esfuerzos de Occidente por conservar su supremacía global.
De allí que, la caída de Damasco no es simplemente un acontecimiento localizado, sino un símbolo de reconfiguración del equilibrio de poder en Oriente Medio que puede conducir a cambios profundos en el conjunto de la región.

El pragmatismo en desarrollo
El Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia dijo que el presidente Bashar al Assad había decidido dimitir y que abandonó Siria tras ordenar un traspaso pacífico del poder. El Gobierno ruso les concedió asilo.
Rusia hizo un llamamiento a todas las partes implicadas en el conflicto para que se abstengan de la violencia y resuelvan sus problemas por medios políticos.
En cuanto a las bases militares de Rusia en Siria, el Ministerio de Asuntos Exteriores afirmó que no existía ninguna amenaza para la seguridad de las bases, aclarando, sin embargo, que se encuentran en un modo de mayor preparación para el combate.
Por su parte, el Gobierno de China hizo un llamamiento a lograr «una solución política» al conflicto en Siria, después de la caída de Bashar al Assad, a causa de la fulgurante ofensiva lanzada el 27 de noviembre por yihadistas y rebeldes, encabezados por el grupo Hayat Tahrir al Sham (HTS).
Esto dijo la portavoz del Ministerio de Exteriores chino, Mao Ning: «Esperamos que todas las partes implicadas hallen una solución política para restaurar cuanto antes la estabilidad y el orden, en línea con el principio de respetar la situación a largo plazo y los intereses fundamentales del pueblo sirio».
También dijo que Pekín «sigue de cerca el desarrollo de la situación en Siria» y ha agregado que «el futuro y el destino de Siria debe ser decidido por el pueblo sirio».
También ha reclamado que «se respeten la soberanía y la integridad territorial del país», ante la entrada de tropas israelíes en el país para crear una «zona de amortiguación» en los alrededores de los ocupados Altos del Golán, siguiendo órdenes del Gobierno de Israel.
En el caso de Irán, se informa que hacía dos meses ya habían advertido a Asad que HTS se estaba tramando algo, pero él desestimó la amenaza. «Entonces el ministro de Asuntos Exteriores turco nos dio garantías de que no pasaría nada, lo que resultó ser una mentira».
Bashar al-Assad había dicho a uno de los oficiales (iraníes) en una reunión, lo siguiente: ‘Mis soldados se han convertido realmente en contrabandistas o ladrones, sólo defienden a quienes les ofrecen sobornos y privilegios. No podían defenderme, y cuando quise proteger al menos Damasco, me di cuenta de que tampoco podían proteger Damasco».
El presidente de Siria no nos permitió ir a ayudar al ejército árabe de ese país, aunque nos había pedido ayuda en el pasado, pero esta vez no sólo no nos la pidió, sino que estaba preocupado por nuestra llegada y dijo que ‘si venís, Israel probablemente nos atacará’.
Posteriormente, el líder supremo de Irán, el ayatolá Ali Jamenei, aseguró tener «pruebas» que no «dejan lugar a dudas» de que Estados Unidos, Israel y Turquía están detrás de la caída de Bashar al-Assad. Esto dijo: «No hay duda de que lo ocurrido en Siria es producto de un plan conjunto estadounidense y sionista».

Los que celebran.
Turquía, aparece como uno de los beneficiarios de la caída de Damasco y, por supuesto, celebra junto con las fuerzas de la oposición la renuncia de Al Assad.
El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, declaró en estos términos: «Se ha abierto una puerta hacia un futuro feliz para Siria y su pueblo» y «hemos hecho grandes sacrificios para que Siria alcance este nivel. No lo hicimos con quejas, sino con placer».
«Esperamos que los dolores del pasado iluminen el camino hacia una Siria fuerte en el futuro».
Y al hablar el imperio estadounidense, lo hizo sin pelitos en la lengua, respaldando las acciones de los rebeldes, los grupos de oposición y otros grupos armados en Siria para lograr sus objetivos geopolíticos en la región.
Y Joe Biden, presidente de Estados Unidos, declaró: «Es una oportunidad histórica para que el pueblo de Siria, que ha sufrido mucho, construya un mejor futuro para su orgulloso país. También es un momento de riesgo e incertidumbre. Estados Unidos trabajará con sus socios y las partes interesadas para ayudarlos a aprovechar la oportunidad de gestionar el riesgo».
Como síntesis, de la situación de Siria, digamos, que allí ganaron los ideales que levantan, de un lado, la lógica del capital, y, de otro lado, Occidente y Estados Unidos, pero, particularmente, Benjamin Netanyahu, quien sigue, a sus anchas, matando gente en la Franja de Gaza y en El Líbano, y no pasa nada.

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