Por Franklin González.-
“Ni pueblos ni hombres respetan a quien no se hace respetar. Cuando se vive en un pueblo que por tradición nos desdeña y codicia, que en sus periódicos y discursos nos trata con desdén o con lástima, que nos ve como presa codiciable y segura, y nos desprecia hasta el punto de no creer necesario el disimulo, es deber de decoro y de seguridad mostrar que no se le teme, y que se le conoce”. José Martí
Comencemos repitiendo lo ya dicho en otros artículos. Toda política exterior se vale de dos instrumentos que son clásicos, y están per se diseñados y se van ejecutando al unísono o uno predominando por encima del otro en determinadas circunstancias. En ese sentido, existe el instrumento clásico de la guerra con sus distintas características y variantes (hoy son muchas, entre ellas, “las guerras difusas” y la que van a la mente de los pueblos); y también existe el instrumento de la paz o de la diplomacia, igualmente con sus características y distintas variantes.
Venezuela siempre, en toda su historia, la pasada, pero, sobre todo, la presente y la que está por venir, en sus distintas constituciones, ha levantado las banderas de la Diplomacia de Paz, pero no en los términos idealista planteados por Immanuel Kant, en el sentido de que la paz perpetua se podía asegurar a través de la democracia universal y la cooperación internacional, sino con resultados concretos.
Veamos
Dos hechos revelan resultados muy concretos de la Diplomacia de paz. El primero, tiene que ver con los actos para conmemorar los 80 años de Guerra Patria.
Como se sabe la reciente conmemoración de los 80 años de la victoria del Ejército Rojo sobre el nazismo ha sido un evento trascendental, no solo para Rusia, sino también para aquellos países que, como Venezuela, comparten un vínculo histórico de solidaridad y amistad. La participación activa del presidente Nicolás Maduro en esta celebración resalta su papel como digno representante del pueblo venezolano en un escenario internacional donde se forjan nuevas alianzas estratégicas.
El majestuoso desfile y los actos conmemorativos no solo recordaron una de las victorias más significativas de la humanidad contra el fascismo, sino que también simbolizaron la resistencia ante las adversidades. La presencia del presidente Maduro en este evento es un testimonio de la importancia que Venezuela concede a sus relaciones con Rusia, un país que ha demostrado ser un aliado firme en momentos difíciles.
Durante su visita, el Mandatario venezolano dialogó con dignatarios internacionales como Xi Jinping de China y el líder revolucionario Ibrahim Traoré de Burkina Faso, así como otros presidentes. Estos encuentros son fundamentales porque permiten fortalecer los lazos de cooperación y establecer un frente común ante los desafíos que enfrentan nuestras naciones.
La nueva corriente multicéntrica que se está gestando en el mundo abre espacios importantes para Venezuela, permitiendo al país avanzar en su búsqueda por un lugar destacado en el concierto internacional.
La deferencia mostrada por el presidente Vladimir Putin al invitar al Primer Magistrado Venezolano como huésped especial, es un reconocimiento a su liderazgo y a la importancia estratégica de Venezuela en esta nueva era. Los acuerdos de cooperación estratégica firmados por ambos mandatarios, extendidos por 10 años más, consolidan una relación geoestratégica que beneficia a ambas naciones y fortalece su posición frente a las injerencias externas.
Además, la participación de Venezuela en los BRICS representa una oportunidad de alto nivel para implementar acuerdos y convenios de cooperación en áreas políticas, energéticas, económicas, militares, tecnológicas y culturales, que permitan aprovechar las diversas potencialidades de nuestro país bajo un esquema de ganar-ganar.
En un contexto donde las sanciones impuestas por el gobierno imperial de Trump se radicalizan, obstaculizando nuestra capacidad para comercializar recursos esenciales, el bloque BRICS se presenta como una plataforma crucial para diversificar nuestras relaciones económicas. Rusia y China, pueden ser aliados estratégicos en la apertura de ese espacio, facilitando el acceso a mercados y promoviendo inversiones que fortalezcan nuestra economía. Este ingreso no solo servirá para contrarrestar las agresiones externas, sino también para potenciar el desarrollo sostenible y la autosuficiencia de Venezuela en el ámbito internacional.
Venezuela avanza hacia nuevos horizontes, desafiando las adversidades y reafirmando su soberanía. La patria de Bolívar y Chávez sigue adelante con valentía y determinación.
Pero, hay un segundo logro de la Diplomacia de Paz. Se trata del rescate y retorno a Venezuela de la niña Maikelys Espinoza, de apenas dos años, quien fue separada de su madre y retenida por autoridades migratorias de Estados Unidos desde mayo de 2024.
Debe destacarse el papel jugado en ese sentido por el propio presidente Nicolás Maduro, quien, ya había condenado el silencio del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Volker Türk, al calificarlo de “cómplice y cobarde” por no pronunciarse ante el caso.
Este caso de la niña Maikelys Espinoza, según el mandatario venezolano, era una violación flagrante a los derechos fundamentales de la infancia. Al respecto, el presidente dijo: “El secuestro de Maikelys es solo uno entre miles de casos de niños latinoamericanos retenidos en Estados Unidos”.
También advirtió de la continuidad de la defensa legal para otros connacionales, así como para los 252 venezolanos detenidos en El Salvador.La menor llegó el martes 13 de mayo de 2025 al país en el vuelo 22 del plan Vuelta a la Patria, procedente de EE. UU. La madre de Maikelys, Yorelys Bernal, relató su detención junto a su esposo en condiciones inhumanas en Texas, sin información sobre el paradero de su hija.
Momentos antes del despegue hacia Venezuela, agentes del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas de EE. UU. le negaron contacto con la menor, sin presentar ninguna orden judicial ni razón válida. La niña fue trasladada a un albergue y luego a un hogar sustituto, sin que la familia pudiera obtener más datos o número telefónico de contacto. Debe recordarse que la madre de Maikelys participó, en Venezuela, en la marcha del 1° de mayo con un mensaje de lucha colectiva: “Hasta que llegue mi hija, lucharemos unidos como pueblo”.
Su caso movilizó a la sociedad venezolana y a colectivos internacionales de derechos humanos, los cuales exigieron la intervención inmediata del Gobierno de EE. UU. La retención de Maikelys reveló una nueva dimensión del trato a migrantes en Estados Unidos, marcada por separación forzosa de menores, condiciones precarias y ausencia de garantías legales. El caso desató una oleada de denuncias y demandas por la defensa de los derechos de la infancia migrantes.
Ambos casos son reveladores de logros muy concretos de la Diplomacia Bolivariana de Paz. De allí, que nuestro desiderátum está claro: en política exterior es la utilización de la “fuerza de la razón”, y por eso debemos ser “promotores de la paz”.
De ese camino, nadie ni nada nos debe desviar: Por tanto, debemos seguir utilizando el instrumento de la diplomacia, no sólo como un muro de resistencia, sino también como un mecanismo de insurgencia, inscrito en el desarrollo de una nueva geopolítica internacional en la cual tome cuerpo el mundo multicéntrico y pluripolar que permita lograr el equilibrio del universo y garantizar la paz planetaria en el planeta.

Franklin González es Sociólogo. Doctor en Ciencias Sociales. Profesor Titular jubilado, ex director de la Escuela de Estudios Internacionales de la UCV, Con dos postdoctorados. Profesor del Instituto de Altos Estudios Diplomático “Pedro Gual” del Ministerio del Poder Popular para la Relaciones Exteriores.Profesor del Instituto de Investigación y Postgrado de la Escuela Nacional de la Magistratura. Fue Embajador en Polonia, Uruguay y Grecia. Miembro editorial de la RevistaAmerika Latina y el Karibe. Director de Publicaciones de Intersaber y analista nacional e internacional.