Por Félix M. Roque Rivero
Mi madre, una refugiada judía-alemana del nazismo, repetía al
final de su vida durante la presidencia de Trump: “Empecé mi
vida con Hitler y la estoy terminando con Trump; no hay mucho
progreso”.
Mónica Heller (2023).
Cuenta John Bolton, poco después del ataque de los drones, (ocurrido en Caracas) durante una reunión convocada para abordar diversos temas, surgió el asunto de Venezuela y “Trump me pidió encarecidamente “Hazlo”. Se refería a derrocar el régimen de Maduro. Y añadió: “Es la quinta vez que lo pido”. Agrega Bolton que Trump insistió en que “se inclinaba hacia una intervención militar en Venezuela y después hacerse con el país porque en realidad (Venezuela) forma parte de los Estados Unidos”. (Bolton, John. (2020). La habitación donde sucedió. Un relato desde el corazón de la Casa Blanca. Editorial Planeta. Barcelona, España.).
Donald Trump ha regresado a la presidencia de los Estados Unidos y Nicolás Maduro Moros continúa al frente de la presidencia de la República Bolivariana de Venezuela. Aquellos deseos del empresario presidente no se cumplieron entonces ni se han cumplido ahora y nada hace predecir que se cumplirán, pese a las incertidumbres causadas por mas de mil acciones injerenistas unilaterales decretadas por Las
Administraciones de USA contra la Revolución Bolivariana fundada por el Comandante Hugo Chávez Frías y continuada por Maduro. Trump ha vuelto a la Casa Blanca con un discurso que expresa “la ola reaccionaria global”. Se trata de un discurso que ha sido definido como “capitalismo comunicativo”. (Dean, Jodi. (2009) Democracia y otras fantasías neoliberales. Durham, Duke University Press).
El regreso de Donald Trump al poder no ha podido ser más apocalíptico. Con una verborrea propia de un patotero cualquiera, ha amenazado a la humanidad entera. Empezó por afirmar que el Canal de Panamá es propiedad gringa y que será ser recuperado por el Tío Sam. Que Canadá debe pasar a ser el Estado nro. 51 de la Unión. Comprar Groenlandia o hacerse de ella a cualquier precio está entre sus prioridades. Concluir el muro que inició en su primer mandato para enclaustrar a México y cambiarle el nombre al Golfo mexicano y llamarlo “Golfo de América”. No comprarle más petróleo y gas a Venezuela y suspendió la licencia a Chevrón, para cortarle los recursos y ver caer a Maduro y su revolución. Ordenó dejar sin efecto un sinnúmero de órdenes ejecutivas de Joe (Biden), entre ellas la que señalaba que Cuba no es un Estado terrorista. La emprendió a golpe y porrazos contra cientos de miles de inmigrantes, a quienes convirtió en el enemigo número uno de los EEUU, ordenando masivas, arbitrarias, inhumanas e ilegales deportaciones y en connivencia con Bukele han convertido a El Salvador en una gigantesca cárcel y en un país importador de almas, ante la mirada atónita de los organismos internacionales. Dio inicio a una guerra comercial arancelaria, imponiéndoles impuestos a más de cien países, que no son más que actos de pillaje para intentar equilibrar las cuentas internas de USA que suman cantidades billonarias y que lucen impagables con un signo monetario sin sostenibilidad alguna y cuyo proceso de sustitución como moneda de cambio ya ha comenzado.
Esto le ha creado una seria crisis interna con el alza de los precios y la caída del PIB en un 0,3% en el primer semestre del 2025. A esto agreguémosle que una parte republicana del Congreso hizo tienda aparte y que miles de marchantes manifestaron en casi todas las grandes ciudades de la Unión contra las deportaciones y maltratos a los migrantes.
El empresario-presidente, con su discurso, recuerda a Mussolini y a Hitler que ofrecieron bombos y platillos al pueblo italiano y alemán, solo para complacer a las burguesías, generar ganancias con las guerras y causarles los más terribles males que la humanidad haya sufrido jamás. Es un discurso reaccionario, neoliberal y autoritario, como bien lo define Miguel Urbán. Esta arrancada fascista de Trump había dado inicio el 21 de enero de 2021, cuando el Capitolio de los Estados Unidos fue asaltado por “los colectivos” partidarios de Trump, al negarse a aceptar su derrota y la victoria de Joe Biden. Estos actos, escribe Urbán, “supuso un auténtico acontecimiento histórico, una quiebra disruptiva de lo que hasta ahora habían sido las reglas de la alternancia política en la autoproclamada democracia más antigua
del mundo”. (Urbán, Miguel. (2024). Trumpismos neoliberales y autoritarios. Barcelona. España).
El discurso trumpista y el de la extrema derecha en general, en plena era de la digitalización y de la IA, según Urbán, presenta al menos, once características fundamentales, a saber: Es contestario o de protesta en apariencia. Es identitario, así se explica lo de “América first”. Es xenófobo, los migrantes están en la mira. Es sin lugar a dudas autoritario, es necesario contar con un Estado fuerte. Es punitivista, se aprovecha de la inseguridad social para reprimir a los más vulnerables. Es islamófobo, el musulmán huele a terrorista y es contrario a la cultura y religión occidental. Es antifeminista, se busca defender al patriarca ante el empuje y protagonismo de la mujer. Es iliberal, antidemocrático, contrario al estado-nación y al capitalismo mismo. Es negacionista, ocultan la existencia del cambio climático y liderizan las acciones de destrucción del planeta. Son practicantes del fundamentalismo y del neofundamentalismo religioso. Viven de la conspiranoia, el discurso de la extrema derecha vive del bulo (mentiras) para estigmatizar a las minorías e imponer sus “verdades” de cómo funciona verdaderamente el mundo.
El trumpismo discursivo basa sus estrategias, como bien lo explica la periodista Laura Camargo Fernández, en amenazas, discurso anti-establishment; apela a las emociones; exagera, banaliza y busca chivos expiatorios. Para ello lanza mensajes directos, agresivos y disfémicos; metáforas con efectos egocéntricos. Emplea medios virtuales como twitter (X), Facebook, instagran, youtube, tik tok, telegran, wuasap. Todo ello con la finalidad de provocar, escandalizar, polarizar, viralizar, victimizar. (Camargo Fernández, Laura. (2024). Trumpismo discursivo. Origen y expansión del discurso de la ola reaccionaria global. Madrid. España).
En 1956, el presidente Mao Zedon, en una entrevista, al referirse al imperialismo norteamericano, definió a éste como “un tigre de papel” para sugerir que, aunque en apariencia lucía fuerte y poderoso, estaba hecho de papel y era incapaz de soportar el viento y la lluvia, menos aún, la fuerza invencible de los pueblos amantes de la paz.
El trumpismo como discurso no debe ser subestimado. Es el arma empleada por la derecha reaccionaria para ejercer su hegemonía. Negarlo sería un craso error. Con sus variantes aparentes, es el mismo discurso empleado por Milei en Argentina, por Abascal y VOX en España, por la ultraderecha alemana y francesa y por la primera ministra italiana Georgia Meloni, por Bukele en El Salvador. Son discursos que se copian casi de manera textual y se repiten a través de los llamados enjambres digitales. Con Laura Camargo Fernández compartimos que hay que rescatar la palabra. Excluir del discurso político de la tramposería, la mezquindad y la miseria humana. Hablarles a los pueblos con entereza y honestidad. Construir una alternativa o varias, contrarias a la violencia y al odio. L’utopia e´possibile.
Caracas, 1° de mayo de 2025
Día del Trabajador.